18 may 2011

(:

Todavía no te entiendo.
No sé qué pudiste verme a mí, a mi pelo desarreglado por las mañanas, mi sonrisa desganada los días de lluvia, mis ojos tan húmedos y las cartas que le escribo al firmamento a cada pasito que doy. No sé qué pudiste verme a mí y a todas mis menudencias. Y aún así, a día de hoy, tú dices que me quieres.
Qué extraño es el mundo, sólo le pido a las estrellas que tengan piedad y me dejen conservarte cada segundo que pueda, cada roce de tu piel que todavía puedo paladear, saborear tus pecas y saber que a pesar de todas las nubes que pretenden robarte, son solo mías.
Y cuando menos me lo espero, me descubro también queriéndote, a ratitos y despacio, con todo lo que me queda.
Que te doy el mundo, te presto el mío, te lo regalo si quieres, te vendo todas mis sonrisas por el precio de tus labios y me pierdo en tu cuarta pestaña sin siquiera haber planeado un viaje de regreso.
¿Se puede saber qué me has hecho? Tú me dices lo que sea, y yo muevo cielo, tierra y si hace falta el inframundo, para conseguir que tus lunares me regalen su esencia.
Y tú, mientras tanto, me regalas las estrellas que han bajado del cielo sólo para observarte. Todavía me pregunto si se engancharon en tu sonrisa y se enredaron en tus labios, porque en cada beso que me das, siento que saltan chispas.

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