Ella tenía una vida normal, con sus más y sus menos, con sus amigos, su familia, su casa, sus estudios, su ropa, sus noches de fiesta, sus recuerdos, sus escritos. Era feliz, a pesar de todo, hasta que un día apareció él, un chico sencillo, simpático, con cara de pillo, pero para ella ese pelo rubio, esos ojos claros y esa sonrisilla iban más allá, porque cambió todo, ahora era mucho más feliz que antes y solo gracias a él, ya que con pequeñas cosas hacía que sonriera, que se olvidara de todo lo demás, era inexplicable como si estuviera en una nube, donde todo era bonito y nada podía cambiarlo. Él lo era todo ella, el motivo de su sonrisa, sus ganas de seguir, sus ganas de comerse el mundo, su respiración, su ilusión, no podía aguantar mucho sin saber de él, ya que, era como una mano, o un dedo. Le quería cada día 23 veces más que el día anterior, su día era el 23, el día que cambió sus vidas, cuando pasaron de 0 a 100 en un instante.
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